El negocio de los lastimeros: Esteban Ibarra y su mujer reciben más de 3.600.000 euros en subvenciones públicas

Esteban Ibarra, antiguo militante de la extrema izquierda y autoproclamado defensor de la tolerancia en España, es presidente de Movimiento contra la Intolerancia, reconversión de Jóvenes contra la Intolerancia producida cuando Ibarra ya no tuvo edad para presidir una asociación juvenil. Desde 1995 el rastro de las subvenciones que ha cobrado puede encontrarse en casi todos los diarios y boletines oficiales de las administraciones públicas de España, destacando especialmente el Boletín Oficial del Estado. No ha dejado pasar ni una, y ha recibido hasta 220.000 euros de una sola vez.

Por otra parte, su mujer, Montserrat Moreno Lanza, que encabezó la lista de Los Verdes-Ecopacifistas al Ayuntamiento de Madrid en las municipales de 2003 y al Congreso de los Diputados en 2004, es secretaria general de Movimiento. A su vez también es presidenta de la asociación Centro de Iniciativas de Comunicación Onda Verde, inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones con el número 78653 desde el 07/04/1988. Se trata de la antigua emisora Onda Verde, que tenía sede en la plaza Luca de Tena del madrileño barrio de Arganzuela. Pero a pesar de la evidente relación entre Movimiento contra la Intolerancia y el Centro de Iniciativas de Comunicación Onda Verde, el matrimonio Ibarra-Moreno hace los posibles para que estas dos asociaciones no aparezcan relacionadas. Y la relación es tan estrecha que los presidentes de ambas entidades son consortes. Esto se debe, sin duda, al hecho que desde 2002 Montserrat Moreno también ha sabido apuntarse al negocio de las subvenciones iniciado por su marido, y lleva ya recaudados desde entonces 355.109,63 euros. El total de lo que acumulan las subvenciones del holding asociativo de los Ibarra supera los 600 millones de las antiguas pesetas, o lo que es lo mismo, más de 3.600.000 euros, que han salido del erario público para que estos dos hagan no se sabe muy bien qué.

Lo que más se conoce de Movimiento contra la Intolerancia es un informe trimestral, llamado “Raxen” (acrónimo de racismo y xenofobia) que recoje supuestos casos de agresiones racistas o de crímenes de odio, motivados por el origen racial, étnico, nacional o religioso de las víctimas. En la mayoría de los casos que recoje ese pretendido informe no se cita referencia alguna de sus fuentes, y un simple rumor ya les da a sus autores argumentos para etiquetar simples delitos de confusa autoría como crímenes de odio. Incluso acusa a personas absueltas por los tribunales de haber cometido este tipo de crímenes. Por lo tanto, el rigor de estos “informes” es nulo, y su credibilidad también. Quien lea estos panfletos se lleva la impresión de que en España hay miles de cabezas rapadas, neonazis y fascistas acechando tras cada esquina, e Ibarra intenta apoyar esa sensación en los escasos crímenes de odio que se han producido en nuestro país, algunos de los cuales datan de mediados de la década de 1990. Ibarra, pues, intenta seguir aprovechando el rédito de unos delitos cometidos hace casi quince años para crear una falsa sensación de peligrosidad, que aprovecha para etiquetar a quienes le cuestionen de “racistas” y “xenófobos” con el único propósito de desacreditarlos.

Pero estas actitudes tan reprobables no le han valido a Ibarra solamente el chorro de dinero público que ha recibido en forma de subvenciones. Su actividad propagandística ha sido premiada en varias ocasiones con galardones como el Premio Nacional a la Convivencia (1993), la Cruz de Plata de la Orden Civil de la Solidaridad Social (1997), la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid (1998) y hasta la Cruz de la Orden Isabel la Católica (1999). Es cuanto menos paradójico que un antiguo militante del anticlerical Partido Comunista de España Marxista Leninista reciba y acepte la cruz de Isabel la Católica. Hasta la fecha Ibarra ha mantenido un discruso que al poder le ha resultado útil. Pero ahora, con los nuevos vientos que soplan en Europa, y después de que Italia haya abierto la caja de Pandora actuando contundentemente contra la inmigración y su delincuencia asociada, parece que el ocaso de Ibarra acaba de empezar. Su discurso ya no sirve a los propósitos del nuevo ministro de Trabajo e Inmigración, Corbacho, estratégicamente situado en el cargo para dar respuesta a las alarmas que han encendido los estudios sociológicos de que dispone el PSOE sobre los efectos de su tan fomentada inmigración. Veremos si el camaleónico Ibarra es capaz de seguir adaptándose a los cambios de la misma manera que le permitió recibir la cruz de la Orden Isabel la Católica de manos de un gobierno del PP, habiendo sido un militante comunista de la extrema izquierda. Esto sólo tiene un nombre: hipocresía.